¡Hola familias!
Ya hemos llegado, sanos y salvos, a Michigan después de un día muy intenso. Os contamos un poquito cómo lo hemos vivido: a las 8:30 ya estábamos en el aeropuerto, listos para la aventura y con las maletas llenas de ilusión y algunos kilos de más.
El recorrido por la T4 hasta nuestra puerta de embarque ha sido algo largo pero nos ha venido muy bien para conocernos mejor entre todos. El vuelo ha sido tranquilo: Javi ha entretenido a algunos de sus compañeros realizando trucos de magia con una baraja de cartas, y a otros les ha dado tiempo a ver hasta 3 películas y echar alguna que otra cabezadita.
A la llegada nos ha tocado pasar por varios controles: en uno de ellos querían confiscarle a una del grupo la maravillosa botella de vino que había traído para su host family, pero las monitoras, que son lo más de lo más, no han dejado que la familia americana se quedara sin probar este trocito de España, así que seguramente en este momento lo estén disfrutando a nuestra salud. Cheers!
¡Pero aquí no se acaba el viaje! A la salida del aeropuerto nos esperaba el autobús que nos llevaría hasta nuestras host families después de 4 horas de viaje por una carretera interminable y con mucho tráfico, pero durante el trayecto algunos han sabido sacarle el máximo partido y se han puesto a cantar para amenizar el viaje y divertirnos a todos. ¡Ha sido de los mejor momento del viaje!
Al final del recorrido, las familias les estaban esperando con los brazos abiertos y con muchas ganas de conocerlos y ellos estaban muy ilusionados con el entusiasmo de sus familias de acogida. Nosotros también estábamos muy impacientes por llegar y descansar, ¡el jetlag estaba empezando a hacer efecto!
¡Y eso es todo, amigos! En los próximos días esperamos contaros muchas experiencias y buenas impresiones. ¡Esto acaba de empezar!
¡Hasta pronto!