El miércoles se produjo la excursión más esperada de todas: Nueva York y más concretamente Manhattan. Empezamos subiendo a un Ferry para ver el skyline de Nueva York y la estatua de libertad. A propósito de la estatua de la libertad, muchos comentaron que lo esperaban más grande pero hubo mucha emoción por haber visto uno de los símbolos más reconocidos del mundo. Paseamos por Wall Street y sus alrededores, vimos el impresionante memorial del once de Septiembre, fuimos al SoHo y nuestro itinerario concluyó en Times Square donde el grupo tuvo tiempo libre (en pequeños grupos) para explorar las partes de la ciudad (alrededor de Times Square) que les interesaba. Y los ganadores en cuanto a preferencia fueron la quinta avenida, Rockefeller Center, Empire State Building, tienda de la NBA, Lego….
A nivel personal me alegré ver que el grupo demostró mucha independencia y capacidad para moverse con soltura en uno de los grandes ciudades del mundo. Aunque en los muchos años que llevo haciendo esto ningún niño se me ha perdido, siempre hay una pequeña parte de ti que teme que suceda por primera vez. Pues no. Cero mensajes ni llamadas de socorro a mi o a los demás monitores por la pérdida de algún alumno ni avisos de problemas. Todo perfecto. La próxima vez que viajáis con vuestros hijos a Nueva York, seguramente os pueden hacer un tour por los alrededores de Times Square sin problema.
Pero esta excursión tuvo un aroma agridulce porque había una sensación de final de algo. Cierta sensación de que esto se acaba. Fue la última salida de los dos grupos juntos y la última excursión de día completo. Pero sobre todo fue el recordatorio de que el miércoles ya habremos abandonado esta experiencia memorable y estaremos en Madrid. Natalia expresó el sentimiento de muchos en el grupo con una frase tajante: “no echo de menos a España”. El lunes toca la fiesta de despedida y me consta que el grupo preparará algo para agradecer a las familias la experiencia que les ha dado. Ya os lo contaré..
¡Un abrazo!